Monday, February 25, 2008

"¡Cámaraaaa Bandaaaaa....!"


Con este grito de guerra se incita a la muchedumbre, que ha asistido a ver el partido de su equipo favorito, para iniciar con los cánticos, porras, griterios y por qué no: mentadas de madre al que tiene la mala suerte de cruzarse por enfrente de la enardecida multitud; llamese cómo se llame: arbitro, portero, el bruto que falla en la oportunidad de gol y porsupuesto también las edecanes de diferentes marcas que rondan por la cancha del estadio.


Quizá Don Francisco González Bocanegra pensó en esta frase cuando hizo la primera estrofa de nuestro Himno Nacional: "Mexicanos al grito de guerra...". Les he de confesar que durante todo el tiempo que los lunes se cantaba el Himno en la escuela, jamás me puse a pensar cuál era ese "grito de guerra" al que los mexicanos acudiriamos. Y ese domingo por fin lo descubrí: "¡Cámara Banda!".

Encontrabame yo por azares del destino (y de la reventa) en el Estadio Azteca, ubicado justo en medio de la famosa porra del América. Y digo famosa porque es mundialmente conocido el hecho de que mis camaradas de La Monumental porra del América (alias "La Monu"), son gente de la más fina extirpe de las inmediaciones de Tepis-nice, la Warrior y Harvard-tolo, Naucalpan. Entonces, ¡imaginense!... porsupuesto que yo me mimetizo entre mi raza de bronce de inmediato, pero al parecer estos camaradas huelen el miedo. Tal y como lo hacen las jaurias de lobos con la gacela que esta a punto de ser cena.

Entonces, cual gacela que era, tuve que salir corriendo de ahí para no ser devorado... y no tener que entregar cartera y celular a la jauria que me acechaba. Únicamente me ubique en una posición más "segura", para seguir apreciando el partido.

La experiencia, creanme, no la cambio por nada. Los estruendosos tambores aunados a los cánticos de la porra para el América hacen que el cuerpo libere adrenalina. Además, portar la camiseta del equipo local en medio de esta porra te da un sentido de pertenencia y más orgullo de haber elegido a ese equipo como el equipo al que seguirás quizá el resto de tu vida.

Pero... ¿qué creen?. Perdió el américa contra Santos. La segunda derrota consecutiva de cuatro que ha sufrido en este torneo.

A la semana siguiente me aparecí en el estadio de los Tigres, para ver el encuentro contra mi equipo.... y qué creen: ¡la cuarta derrota!. ¿Qué pasó?... quién sabe... después del silbatazon inicial y de cuatro cervezas, ya iba 3 - 0 favor Tigres el marcador.

Desde ese momento, he recibido llamadas de camaradas aficionados a otro equipos para decirme que mi equipo está jodido... ¡no me digan!, ¿en qué se basan?... ¡Porsupuesto que está jodido! y yo diría que muy. Pero sigo sin enteder el sentido de la llamada. En esa disertación me encuentro cada que cuelgo con alguno de los ardillas que me marcan para tratar de humillar.

Y quizá ahí está la respuesta. Los ardillas sólo hablan cuando su equipo va bien y el mío va mal. En otras combinaciones de resultados, donde mi equipo sale avante, nunca me hablan (claro está). Entonces, ¿el sentido de la llamada es la humillación?, definitivo. Pero, según yo, cuando alguien te quiere humillar es porque está reflejando en uno sus propios defectos (en este caso, los de su equipo).

Quizá porque tienen la "suerte" de que su equipo este arriba, hablan para hacer menos al de enfrente. Lo cual sigue poniendo a mi equipo en una posición mucho más digna que el de ellos, ya que somos su punto de comparación.

Entonces yo digo: aunque el América pierda lo hace de manera más digna que cualquier otro equipucho (lease "Las chivas"). Y aún que estemos en crisis, habemos gente perdiendo el tiempo (o dedicandolo, mejor dicho), a buscar entre la leña del árbol caido el alma de este equipo para ponerla en pié un vez más y que siga ondeando por encima de muchos. Como dicen las frases que imprime el patrocinador del equipo "ODIAME MÁS".

Entonces yo digo: ¡¡Cáaamaraaaa Bandaaaaa!!... y sigan el apoyo incondicional. Aunque pierdan, aunque seamos los penúltimos de la tabla de posiciones. Seguimos siendo el equipo con más personalidad en México.

¡Saludos!

P.D. Ardillas, omitan sus comentarios. Americanistas, cierren filas.

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